Sunday, November 07, 2010

Se fue como la noche en cada amanecer

Llego a mi vida una tarde en el cole, yo apenas cursaba el segundo año de secundaria. Ambos éramos alumnos del Rosa Agustina. Empezó a persuadirme a toda costa, no le importaba si yo no gustaba de sus bromas, sus sonrisas, sus palabras con miradas coquetonas. Yo era más feo del que soy ahora, no se en verdad que me habría visto.

Todas las veces que se me mandó, le di escasa importancia. En verdad nunca me lograré explicar todas las veces que me negué, quizás fue por mi costumbre machista de ser yo el que propone y pone las condiciones, y una chica emprendedora más me aterraba que gustaba.

Jamás olvidare que una tarde yo andaba con mi enamorada de ocasión (a la salida del cole), eran las 6 de la tarde, mi grupo estaba sentado en el pasto verde del parque zonal. Ella se acercó en forma cautelosa, con un cuaderno en su mano, logró llamarme haciendo la finta, aduciendo que necesitaba ayuda en matemáticas.

Yo acudí al llamado, ante la atenta y minuciosa mirada de mi enamorada, nos alejamos un poco y detrás de una de las palmeras del parque, me dijo que había tomado la decisión de olvidarme, que se iba ir de mi vida para no volver, que nunca más me iba buscar, en verdad a mi poco me importaba el drama que su rostro ostentaba.

Al finalizar su comentario, llegó a decirme que no le niegue su último deseo, y me pidió un beso, el que tendría que ser el único gran recuerdo de está bonita historia que nunca pudo escribirse. En verdad, yo dudaba, pues iba generarme una broncaza con la dueña de mis caricias en aquel entonces.

No pude hacerlo, le negué el beso, y hasta ahora me aterra la tristeza de su mirada. El recuerdo de verla alejarse, con su uniforme y sus cuadernos en mano, es algo que hasta ahora no puedo olvidar.

A la semana siguiente, mi conciencia estaba insoportable, así que una de las tardes, evadí mi enamorada, y la ubique a la salida. Mi corazón quería reivindicarse. Me aceptó la charla y le dije que vayamos a caminar.

Fuimos en busca de privacidad al parque zonas, y estaba lleno de alumnos de mi colegio, media hora más fuimos en busca de espació en los alrededores del estadio y el coliseo, sin encontrar el punto adecuado. Ya con la noche encima de nosotros, fui a las espaldas de club tenis. En aquellos años no había cerco perimétrico, entre la pista de aterrizaje y la calle había un espacio libre, lleno de yerba alta, que pensé que era el lugar apropiado, nos trasladamos hacia allá, y al fin pudimos cumplir tan añorada finalidad.

No voy a negar que jamás me sentí tan humillado, a la hora de un beso apasionado. Hasta ahora no recuerdo que es lo que realmente hizo en mi boca, sólo sé que es uno de las más curiosas situaciones de mi vida escolar. Nos quedamos media hora juntos, cada minuto fue celebre, y no nos importo estar parado en una montaña de basura y zancudos. Nada era motivo para deslucir tanta inspiración.

Semanas después ambos nos escondimos, fuimos serios para cumplir el pacto. No volví a saber de ella. Pasaron unos meses, y sonriendo la vi en los brazos del primo de mi amigo. Ya eran enamorados, que bien por ella pensé.

Para insistir con el idilio, me amigo me invitó a varias de sus fiestas, en esas tardes célebres del año 1993. Eran épocas en que los pubes empezaban a experimentar el cigarrillo. Recuerdo incluso que el grupo me presionó bastante por rechazar los cigarrillos, esa tarde lo rechacé, y hasta ahora no he sido persuadido para fumar algo.

Esa tarde la vi de la mano de su amor, se sentaron muy cerca de mí, y sonriendome me dijo, “a pesar de que estoy con él, no he podido olvidarte y creo que nunca lo podré hacer”, su enamorado no dijo nada, yo estaba bastante avergonzado. Y desde sus brazos me enviaba besos y me molestaba con sus ojos.

Luego el pata se me acercó, y me dijo que ella le había pedido que sea su “despecho”, y que en verdad sólo eran amigos, pero que el sentia mucho cariño por ella. En ese momento no le di importancia a ello, yo estaba más preocupado por el grupo de mujeres sin pareja que estaban al otro lado de la pista de baile.

Pasó un mes, y una tarde su enamoradome buscó, tenía problemas con la familia de ella, pues el padrastro era alguien poco tratable.

Una noche el enamorado me invitó a visistarle, yo traté con el señor, justo esa noche se jugaba el partido definitorio para la copa libertadores del año 1993, entre Alianza Lima y Sporting Cristal, por el segundo cupo para acompañar a la U. El padrastro de la chica, era un aliancista picón. Que incluso nos trato mal porque le dijimos que no éramos aliancistas.

Al rato ella salió, el padrasto siguió todo con mucha atención, ella trajo un cuaderno, aduciendo que tenia que devolvernos. Sentí un grito de auxilio en su mirada, de lejos se notaba el terror y maltrato que recibía de su padrastro.

Esa fue la última vez que la vi, me enteré que se fue de su casa, su padrastro mucho la golpeaba, decidió irse y nunca más volvió. Justo hoy en Internet encontré una chica homonima, de ella y se me vinieron los recuerdos a la mente. Fue alguien que anda por Centroamérica, que definitivamente no es la amiga que nunca volvió a nuestro Iquitos.
Han pasado 17 años, y en mi mente sigue su recuerdo. Quizás ya volvio sólo que no me he dado cuenta, tampoco la he buscado, pues posiblemente no valga la pena.

Nunca más supe de ella.

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