Friday, June 03, 2011

Una de esas noches de aquellas

Una de esas noches deambulaba por Yurimaguas, pensándola extrañándola, sin nadie a quien conversar. Había llegado a la conclusión de que la amaba con todas mis fuerzas, y estaba del todo convencido de que mi vida era ella, y nunca iba ser capaz de alejarme. La necesitaba como al aire para respirar.


Ya no.


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Terminé la secundaria, con el único tormento de no haber conseguido su amor. Mi mente la reclamaba, mis ojos la buscaban en el horizonte, y mis gritos le suplicaban. Siempre supo que la quise. Pase tres años sin ningún miserable consuelo, hizo que me canse, morí asfixiado con su indiferencia. Fue un holocausto total.


Ahora digo en buena hora.


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Sus pequeños ojitos me domesticaron, su sencillez me robo el corazón, sus besos apasionados se robaron mi oxígeno, aunque sus golpes y malos ratos me alejaron. Alguna vez pensé en un después. La odié y amé estoy seguro.


Hoy la miro y siento sólo indiferencia.


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Me convenció desde el primer instante que la vi, nunca pensé agradarle, sé que hubiera sido capaz de dar su vida por la mía, sin que yo lo mereciera. Me amó la amé, teníamos nuestra propia burbuja, los árboles y las aves se alborotaban cuando pasábamos cerca. Hasta ahora la siento cerca a pesar de que sé que esta lejos, y que no volverá.