Thursday, August 25, 2011

Perú el "cortoplazuero"

Cuando leo en las redes sociales y artículos periodísticos online los miles de comentarios de muchos compatriotas extasiados sobre el boom económico del Perú, viene a mi mente varias ideas de la realidad de la inteligencia colectiva nacional.

Primero, que no significa progreso si una familia vende los arboles de su huerta, si bien es cierto va recibir algún pago por ello, pero su huerta se quedará sin sombra, sin frutas, sin insectos, ni aves, y para volver a tenerlo deberán pasar muchos años. Pero sí hubo dinero, pero no se educaron los hijos, ni se ha comenzado a hacer empresa, simplemente se pensará seguir vendiendo sus árboles, para el trago del padre de familia progresista. Lo mismo pasa con el Perú.

El crecimiento económico es puro humo levantado, el mismo Michael Porter lo dijo, pero nadie dijo nada, todo están eufóricos, creen incluso que somos un mejor país porque estamos llenando la caja fiscal de dinero sin ningún proyecto serio de sostenibilidad.

Ayer salió la ley de la consulta previa a las comunidades indígenas, y muchos ciudadanos de primera clase han dado el grito al cielo, acusan a los indígenas de detener el desarrollo, y que el Perú necesita progresar. Tan miserables son ellos y la clase política del Perú, que nunca han pensado en impulsar actividades económicas que den desarrollo sostenible al Perú, nadie crea productos nuevos, siempre queremos vivir de lo que la naturaleza nos dio, y así mismo no aprovechamos el potencial de nuestro patrimonio geográfico ni histórico (los incas ya trabajaron para los haraganes peruanos de este siglo y lo sub aprovechamos y deterioramos). Tan inútiles somos los peruanos que siempre queremos que otro invente, cree o innove, y en este cazo la naturaleza es la que nos mata la codicia.

La mala noticia de bazar nuestra vida en la venta de nuestros arboles de la huerta, es que algún día se acaba, y nada queda para los próximos hijos de está tierra, tan beneficiado por sus abuelos incas y su madre naturaleza. Me avergüenza ser parte de esta generación de inútiles peruanos que permiten que se viva sólo de lo que nos dio la tierra, y nada inventamos para subsistir.