Musiquillas inovidables
Últimamente me ha faltado el tiempo para muchas cosas, la juerga
es una de ellas, en verdad me resulta algo extraño, sin embargo creo que todo
tiene su época. Ahora que estoy a minutos de empezar un evento sobre
telecomunicaciones rurales (están preparando los equipos y cosas de ese tipo)
en la fresca y fría ciudad de Pisac en el Cuzco, he buscado en mis recuerdo
algunas musiquillas que me transportan a diversas épocas de mi vida, algunas
lindas y otras terroríficas, en si la función de la música siempre es
transmitir algo.
Musiquilla de los
expedientes X. El chispiante sonido de esta serie me generaba algo de
pánico a mediados de los 90s. Desde el inicio me gustó la historia, en ese
tiempo no había disponible el internet y el cable no era masivo, era una de las
pocas cosas disponibles que nos daba acceso a información de ciencia ficción. Hasta
ahora el escuchar su musiquilla me genera atención y algún tipo de escalofrió.
Vermello (toada)
nunca me preocupe por saber quién lo canta, sin embargo fue la canción que me
vincula con el cierre de la secundaria, a esa despedida triste e inevitable
llena de incertidumbres. Si me inyecta tristeza cada vez que la escucho.
High. El solo
escuchar medio segundo de esta canción me recuerda las noches inolvidables de
mi promo en la antigua catedral de la perdición de Nauta, la inolvidable disco “Las
Orquideas”, durante mi universitaria (era un cajón simplón pequeño con
minúsculo bar y una congeladora grande). Esa disco se llenaba con puros
estudiantes universitarios habían los que compraban mucha cerveza, los que metían
trago caleta y los que sólo miraban como yo (las pocas veces que fui). Ahí pues
se denominó como himno de mi facultad la canción “te quiero” de hombres G.
Que síguela de los
Fantasmas del Caribe. Recuerdos cada una de las cuatro fiestas seguidas a
las que asistí en Rosa Agustina el año 1993 para apoyar con los pasajes al
equipo de basketbol que había que participar en los juegos nacionales. Recuerdo
las luces y a los músicos del Grupo
Fligler, del que no volví a saber. Recuerdo algunos besos con compañeras de las
fiestas en pleno parque zonal.
Vallenato de Avianca (esta es la peor de todas). Hace tres
semanas con un grupo de amigos nos regresábamos de Bogota un viernes por la
noche, todo transcurría de lo normal, en
el avión pusieron una musiquita vallenato promoviendo el turismo en Colombia,
duraba unos 35 segundos. Lo repetían y repetían y luego de media hora ya me
parecía agobiante. Luego pasó una hora y nos hicieron llegar a casi dos horas,
y me comenzó a doler la cabeza. A eso de las 12:00am nos dijeron que se había postergado
el vuelo, y que lo había reprogramado para el día siguiente. Fue todo un
alboroto para quitarnos el sello del pasaporte y ubicarnos en un hotel, y al
día siguiente teníamos que estar en el aeropuerto a las 6:00am. Nos hicieron
pasar al avión, y por desgracia pusieron nuevamente la musiquilla, y duro por
una hora y media más, recién a las 9:00am salimos y ya tenía el cerebro
estropeado, algunos de mis amigos coincidieron conmigo diciendo que esa
musiquilla se había convertido en una canción de terror. Luego al volver a
Iquitos me entró un pánico al escuchar el género entero.
Carolina (Eddy Herrera). El año 1994 me invitaron a los 14
años de una vecina bastante popular. La verdad esa noche fue la primera vez que
los chicos de mi generación (de mi barrio) nos reunimos en una fiesta, en
verdad esa noche nos dimos cuenta que habíamos dejado de ser niños, todos con
su mejor ropa, nunca habíamos visto a nuestras vecinas tan lindas y también es
cierto que muchos de mis amigos de morían de vergüenza para bailar. Los padres
de la cumpleañera unían obligatoriamente a las parejas. La cumpleañera tenía
sus amigas creidas, otras chicas tenían a sus padres vigilándolas a cada
momento. Yo ahí mirando con ojos maliciosos a quien iba a atacar. El momento
fue inolvidable.